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La angina ocurre cuando el músculo cardíaco no recibe suficiente sangre rica en oxígeno. Las afecciones médicas, en particular la cardiopatía isquémica, o ciertos hábitos pueden provocar angina. Para comprender las causas de la angina, es importante saber cómo funciona el corazón.

A veces, el TEV no causa síntomas hasta que ocurren complicaciones graves. En otros casos, la trombosis venosa profunda provoca hinchazón o malestar cerca del coágulo de sangre. La embolia pulmonar puede causar dolor en el pecho y dificultad para respirar. La embolia pulmonar puede ser una afección potencialmente mortal.

Algunos factores de riesgo para el TEV pueden ser un episodio anterior de TEV; una cirugía; afecciones como el cáncer o una lesión de la médula espinal; el embarazo; parálisis o períodos largos de inmovilización; genes específicos, y ciertas circunstancias relacionadas con la edad, la raza y el sexo. En la mayoría de los casos de TEV, existe más de un factor de riesgo involucrado. Cuantos más factores de riesgo tenga, mayores serán las probabilidades de padecer TEV.

El TEV ocurre en las venas que llevan sangre al corazón. Los coágulos de sangre pueden aparecer en venas dañadas por cirugía o traumatismo, o como resultado de una inflamación por una infección o lesión.

Los signos y síntomas frecuentes de la apnea del sueño son los ronquidos o los jadeos durante el sueño, la respiración reducida o ausente (denominada "episodio de apnea") y la somnolencia. La apnea del sueño sin diagnosticar o tratar impide el sueño reparador y puede causar complicaciones que afecten muchas partes del cuerpo.

Hay muchos factores de riesgo para la apnea del sueño. Algunos, como los entornos y los hábitos poco saludables, pueden modificarse. Otros factores de riesgo, como la edad, el historial familiar y genético, la raza, la etnia y el sexo, no pueden cambiarse.

Algunas causas de la apnea del sueño pueden ser la estructura física o las afecciones de una persona, por ejemplo, obesidad, amígdalas grandes, trastornos endocrinos, trastornos neuromusculares, insuficiencia cardíaca o renal, ciertos síndromes genéticos y nacimiento prematuro.

El médico puede diagnosticarle sarcoidosis con base en sus síntomas, un examen físico, el diagnóstico por imágenes o la biopsia de un órgano afectado. El médico también realizará pruebas para descartar otras enfermedades que tengan signos y síntomas parecidos.

Muchas personas con sarcoidosis no muestran signos ni síntomas. Algunas experimentan signos y síntomas generales de sarcoidosis, como la fatiga, la fiebre y la pérdida de peso. Si la inflamación continúa, algunas personas pueden presentar cicatrices permanentes, lo que puede ocasionar complicaciones cardíacas o pulmonares graves, potencialmente mortales.

La sarcoidosis es una afección por la que ciertas células inmunitarias forman bultos, llamados granulomas, en los órganos. Se cree que la inflamación causa la formación de granulomas y, además, puede provocar cicatrices temporales o permanentes en la zona de los granulomas.